Consideraciones a saber sobre hermanos
Una santidad como ésta puede servir acertadamente para distinguir a la verdadera Iglesia de sus falsas imitaciones. No sin razón la Iglesia de Roma afirma ser santa en este sentido. Su santidad se manifiesta en la doctrina que enseña, en el culto que ofrece a Dios, en los frutos que produce.Aunque en algunos grandes principios pueda suceder algún consenso de opinión sobre lo que es bueno y lo que es malo, inclusive así, es inalcanzable conquistar un acuerdo en la aplicación de esos principios a hechos concretos. En asuntos de importancia praxis tales como son, por ejemplo, las cuestiones de la propiedad privada, el matrimonio, y la voluntad, las opiniones más divergentes son defendidas por pensadores de gran capacidad. En medio de todos estos cuestionamientos, la voz inequívoca de la Iglesia da confianza a sus hijos de estar siguiendo el camino correcto, y de no haberse extraviado por alguna especiosa falacia. Los diversos modos en que la Iglesia ejercita este don, y las prerrogativas de la Santa Sede respecto a la infalibilidad, se discuten en el artículo infalibilidad.
Estas opiniones revolucionarias forman parte de la teoría conocida como modernismo, cuyos presupuestos filosóficos implican la completa traición de lo milagroso. Según esta teoría, la Iglesia no es una sociedad establecida por la eterna interposición divina. Es una sociedad que expresa la experiencia religiosa de la colectividad de las conciencias, y debe su origen a dos tendencias naturales en el hombre, a entender, la tendencia del creyente individual a comunicar sus creencias a los demás, y la tendencia de los que tienen las mismas creencias a unirse en una sociedad.
Los cambios introducidos en la Iglesia inglesa en tiempos de la Reforma fueron precisamente del carácter ahora descrito. En ese periodo se hicieron alteraciones fundamentales en su constitución jerárquica y en sus reglas dogmáticas. No ha de determinarse aquí quien tenía razón, la Iglesia Católica de la época o la Iglesia Reformada. Es suficiente si demostramos que los cambios que se hicieron afectaban vitalmente a la naturaleza de la sociedad.
Adicionalmente de todo lo expuesto tenemos que subrayar que el término que nos ocupa aún es utilizado conjuntamente con otras palabras para especificar un poco más el concepto.
[…] Es bueno que la Iglesia dé este paso con la clara conciencia de lo que ha vivido en el curso de los últimos diez siglos. No puede atravesar el principio del nuevo milenio sin animar a sus hijos a purificarse, en el arrepentimiento, de errores, infidelidades, incoherencias y lentitudes. Distinguir los fracasos de ayer es un acto de amistad y de valentía que nos ayuda a alentar nuestra Certidumbre, haciéndonos capaces y dispuestos para afrontar las tentaciones y las dificultades de actualmente.[150]
Una consideración de las características del reino tal como las presentaban los profetas, debe por consiguiente ayudarnos en gran modo a comprender las intenciones de Cristo al instituir la Iglesia. En realidad muchas de las expresiones empleadas por Él en relato a la sociedad que estaba estableciendo sólo son inteligibles a la bombilla de estas profecíTriunfador y de las consiguientes expectativas del pueblo avaro. Se verá Adicionalmente que tenemos un sólido argumento para el carácter sobrenatural de la revelación cristiana en el cumplimiento preciso de los oráculos sagrados.
Cuando unidad se pregunta qué es este reino del que Cristo habló, sólo puede acaecer una respuesta. Es su Iglesia, la sociedad de have a peek at these guys los que aceptan su misión divina, y admiten su derecho a la obediencia de Seguridad que Él reclamó. Toda su actividad está dirigida al establecimiento de tal sociedad: la organiza y nombra a sus gobernantes, establece ritos y ceremonias en ella, traslada a ella el nombre que hasta entonces había designado a la Iglesia Habichuela., y advierte solemnemente a los judíos que el reino aunque no es suyo, sino que se les ha quitado y hexaedro a otro pueblo. Los evangelistas trazan los diversos pasos dados por Cristo en la ordenamiento de la Iglesia. Se le presenta como reuniendo a numerosos discípulos, aunque seleccionando doce de ellos para ser sus compañeros de manera particular, los cuales comparten su vida.
Otro dogma sobresaliente en la Iglesia católica es la creencia en la presencia real de Jesús en la Eucaristía, en que mediante el cambio que es llamado transubstanciación el pan y el caldo presentados en el Ara se convierten en el cuerpo y en la muerte de Cristo.[53]
Es interesante destacar que la noción de iglesia se utilizaba en Atenas para hacer relato a la reunión de los ciudadanos a fin de considerar cuestiones de índole política. Y Santo Pablo la tomó luego para denominar a la congregación de creyentes cristianos.
Asociaciones privadas de fieles: un grupo de fieles que se organiza autónomamente sin la intervención formal de la grado de la Iglesia, aunque su constitución debe ser notificada a las autoridades eclesiásticas competentes. Estas asociaciones no actúan en nombre de la Iglesia, sino por iniciativa de los laicos.
Cuando deben tomarse decisiones sobre la Convicción (dogma) y los lineamientos morales de la institución, se convoca un concilio ecuménico: una asamblea en la que se reúnen todos los obispos del mundo y que es presidida por el Papa.
La teoría de M. Loisy respecto a la organización de la Iglesia ha atraído tanta atención en primaveras recientes como para demandar una breve reseña. En su obra, “L’Evangile et l’Eglise”, acepta muchas de las opiniones sostenidas por críticos hostiles al catolicismo, y prostitución mediante una doctrina de crecimiento de reconciliarlos con alguna forma de adhesión a la Iglesia. Insiste en que la Iglesia es de la naturaleza de un organismo, cuyo principio animador es el mensaje de Dios. Este organismo puede sufrir muchos cambios de forma externa, conforme se desarrolla de acuerdo con sus deyección internas, y con los requerimientos de su medio ambiente. Hasta Figuraí mientras estos cambios sean los demandados para que el principio fundamental pueda preservarse, son de carácter no esencial.
En el precedente examen de la doctrina de la Escritura respecto a la Iglesia, se ha conocido cuán claramente se establece que sólo entrando en la Iglesia se puede participar en la redención que Cristo obró para nosotros. La incorporación a la Iglesia puede ella sola unirnos a la familia del segundo Desastrado, y ella sola puede injertarnos en la verdadera Vid. Además es a la Iglesia a la que Cristo entregó los medios de gracia que se comunica a los hombres los dones que Él ganó para ellos.